Cuando pienso en mis días de vacaciones se me viene a la mente realizar ejercicios en la playa … caminatas largas bajo una puesta de sol, aprovechar la arena y el agua de mar y así optimizar mi tiempo y disfrutándolo al máximo.
Desde niña siempre me gustó jugar en la playa; con mis amigos realizábamos carreras al agua, partidos de mini futbol, nadábamos como locos, elevábamos volantines…miles de cosas. Después, como todas, fui cambiando y me empezó a gustar tenderme a tomar sol, a la conversa con amigos y derrepente una tarde de caminata.
Hoy día he decidico retomar mis ejercicios en la playa por varias razones. Una es que mientras los hago el aire que respiro esta menos contaminado y mis pulmones se «hinchan de felicidad. La otra es que esos golpecidos de las olas en mis muslos y caderas logran estimular los músculos, se aprietan y la piel parece estar más firme y suave. El nadar permite que todo mi cuerpo se coordine y mi mente esté más alerta y bueno, el trote en la mañana o las caminatas en la tarde, logran que me relaje totalmente y duerma con una «bella durmiente»…. todo esto sin olvidar de aplicar bloqueador solar y usar mi aceite ACAÍ OIL para proteger mi pelo.
Supe por ahí que la arena también me aporta beneficios ya que como es una superficie poco firme ayuda a mi sentido de equilibrio y estabilidad mientras me muevo; además que fortalece mis músculos, ligamentos y tendones.
Divertirse con las olas ayuda a quemar muchas calorías si corres, saltas, nadas y como ya les conté, fortalece mucho los músculos …. es como si estuvieras haciendo abdominales, uno tras otro.